Negro sin zapatos



Hay en tus pies descalzos: graves
amaneceres.
(Ya no podrán decir que es un siglo pequeño.)
El cielo se derrite rodando por tu espalda:

húmeda de trabajo, brillante de trabajo,
pero oscura de sueldo.

Yo no te vi dormido... Yo no te vi
dormido...
aquellos pies descalzos
no te dejan dormir.

Tú ganas diez centavos, diez centavos
por día.
Sin embargo,
tú los ganas tan limpios
tienes manos tan limpias,

que puede que tu casa sólo tenga.
Ropa sucia,
catre sucio,

carne sucia,
pero lavada la palabra: Hombre.



Manuel del Cabral



17 de diciembre de 2008

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