y cae en la densa oscuridad
de la noche,
empiezo a peregrinar
en el fantástico
mundo de los sueños.
Navego por el mar milagroso
de este amor,
donde el ancla de mi barca
se ha quedado en tu puerto.
No hay más rumbo ni horizonte.
Silenciosa te espero,
no te puedo olvidar.
Minerva Uribe
29 de marzo de 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario